Critica de Las Motitos
Resumen
Desarmar estereotipos, construir subjetividad
Pequeñas partículas de humo se suspenden en el aire. Ligeras, presurosas y
expansivas intervienen en el consumo televisivo diario. Florencia (Carolina Godoy) da
una pitada a su cigarrillo y exhala. Cada bocanada se confunde en el aire con la sustancia
gaseosa emitida por el espiral que repele mosquitos. Humo. Florencia consume humo. El
Graff del noticiero advierte que “la policía de Córdoba sigue acuartelada. Piden un salario
de $10.000”44. Sí, Florencia consume humo sentada junto a la mesa de su cocina. Y el
repelente de mosquitos en forma de espiral, que inadvertido se mezcla en la atmósfera
cotidiana, se dispone a ahuyentar no sólo insectos, sino también y, sobre todo, imágenes.
Las motitos (Inés María Barrionuevo y Gabriela Vidal, 2020) fue presentada por
primera vez en la Competencia Argentina de la 35o edición del Festival Internacional
de Cine de Mar del Plata. Es una transposición de la novela Los chicos de las motitos
de Gabriela Vidal. Narra la historia de Juliana (Carla Gusolfino) y Lautaro (Ignacio
Pedrone), una pareja de adolescentes de un barrio popular de la ciudad de Córdoba
que se enfrentan a persecuciones policiales y a un embarazo no deseado. La película
propone un ejercicio reflexivo sobre los estereotipos mediante dos preguntas: ¿quiénes
son los/as pibes/as de las motitos? ¿Y por qué se los/las considera peligrosos/as? En
este sentido, resulta interesante señalar que Barrionuevo y Vidal son cordobesas, que
la película cuenta con el apoyo del Polo Audiovisual Córdoba y que está filmada en el
barrio popular El Rosedal, ubicado en el suroeste de la ciudad capital. Se trata de un
film que presenta un contacto renovado con la periferia citadina cordobesa mediante el
punto de vista de realizadoras locales.