Crítica de No Intenso Agora (2017)
O de por qué el triunfo de la melancolía es el fracaso de la revolución
Resumen
Quien haya visto Santiago (2006) -el retrato que João Moreira Salles dedica al excéntricohomónimo, admirador de la aristocracia y la alta burguesía, que ejerciendo con entrega y parsimonia la tarea de mayordomo, ha servido a los Moreira Salles hasta el retiro- se llevará una sorpresa al descubrir que la voz en off que impera allí es una bien distinta a la que lo hace en No intenso agora (João Moreira Salles; 2017). La primera es distante, grave; algo en ella sugiere que quien narra no es necesariamente quien ha tomado las imágenes ni quien ha escrito el texto. Que podría ser la voz rectora de otras imágenes, que no importa de cuáles. Pertenece a Fernando Moreira Salles, pero podría ser la de cualquiera. La segunda es aguda, íntima, no sólo expresiva de una subjetividad, sino también de una singularísima emotividad (una especie de derrota ediϐicante): habla João Moreira Salles, en este caso...