Transitando los pliegues de lo real: infancias espectrales en el cine del Cono Sur
Resumen
Pensar a las infancias como cercanas a la monstruosidad no supone meramente una fantasía que alimenta los universos de los cuentos de hadas o de la más reciente literatura infantiljuvenil. Los autores Schérer y Hocquenghem, de manera algo provocativa, colocaban al niño en serie con el enano, el jorobado o el ser deforme. La afirmación de esta cercanía se debía, según ellos, a la atracción de los infantes por lo no conforme y por lo impreciso. Para la misma época y atendiendo a otro tipo de argumentación, Michel Foucault los incluía en una serie aún más abyecta a la que denominaba de “los anormales”; en ella, los niños se “codeaban” con los locos, los enfermos, los criminales, los desviados y los pobres. El cine de ficción se hizo cargo de este extrañamiento y trabajó con fruición la espectralidad de la infancia. En lo que concierne al cine argentino, ese carácter se hace presente en ciertas narraciones que se mueven en los bordes del realismo, el nonsense y la ciencia ficción, pero que no se definen por completo hacia ninguna de estas opciones. Estos infantes son monstruosos no tanto porque subviertan la forma de lo humano, sino porque merodean en los márgenes de lo comprensible y contradicen las ideas asentadas sobre ellos. En este trabajo se abordarán películas recientes producidas en América Latina para pensar las infancias espectrales: Rara (María José San Martín, 2016), El premio (Paula Markovitch, cine2011), Distancia de rescate (Claudia Llosa, 2021), Vendrán lluvias suaves (Iván Fund, 2018).